El día que ya no sepas quién eres, dónde estas, que tienes en la cabeza tomando las decisiones por ti. El día que no encajes en el puzzle que ayer sustentabas. El día que te asustes de ti mismo. Ese día, descubrirás tu esencia. Está en tu mano aceptarla o no.
Yo lo hice: cuidado con el dragón.

domingo, 15 de noviembre de 2015

Antes todo era más fácil

Que fácil era todo a veces. Que fácil fingir que no sabía ya todo de ti. Que fácil cuando tu americana era siete tallas grande y me tapaba el pantalón, y que fácil aflojarte la corbata. Que fácil deambular atada a tu cintura. Que fácil los diez segundos de foto al despertarte, y que fácil mi pelo mojado. Que fácil reirme en tus manos. Que fácil "idolatrarte es poco", que fácil releerte, que fácil las fotos de carnet. Que fácil verte dormir, y dormirme a tu lado. Que fáciles las sagas de películas. Que fácil que me quisieras por los dos, que fácil no maquillarme, que fácil la barca y la cerveza de princesa. Que fácil que la palabra "fácil" ya este vacia de repetirla y, aun así, que fácil decir otras doscientas cosas fáciles contigo. Que fácil las heridas del labio, que fácil asfixiarme en tu pecho, que fácil tu aguante, que fácil dártelo todo. Que difícil borrarte, dejarte ir, seguir. Que difícil la rutina si no es nuestra. Que difícil ser yo sin tus abrazos. Que difícil asumir que estoy mejor así, con lo fácil que es recordar lo fácil; con lo fácil que es quererte.