Te quiero. Sin promesas, sin vicios, sin cadenas, sin agobios. Sin ataduras. Te quiero hoy, y mañana también, o quizá no. Te quiero como eres. Y sí, se que hay una versión mejor de ti tras unos meses de pulido, pero no me interesa: yo me quedo con esta. Te quiero los lunes cuando me despiertas, o no: según el lunes. Te quiero algún sábado borracha; otros ni me acuerdo de que existes. Quiero que entiendas que te quiero cuando quiero, y a veces aunque no quiera, que hay más a quien quiero y que quiero que me quieran los que quiero tirarme.
No te quiero por como soy cuando estoy contigo ni por quien me haces ser porque a tu lado soy yo, como (e incluso más que) con todos, y por eso te quiero. Te quiero y soy la primera en alegrarme si esta noche te vas con ella. Te quiero y me da igual tu cara de perro cuando me ves sonreír amaneciendo despeinada en su cama, porque el único "te quiero" que me interesa es el mio, es el libre, es el "te quiero tuya", aunque sea contigo.
Te quiero independientemente de que tu me quieras, porque quiero.
Te quiero ahora, pero quizá 6 palabras más tarde, ahora, ya no te quiero.