El día que ya no sepas quién eres, dónde estas, que tienes en la cabeza tomando las decisiones por ti. El día que no encajes en el puzzle que ayer sustentabas. El día que te asustes de ti mismo. Ese día, descubrirás tu esencia. Está en tu mano aceptarla o no.
Yo lo hice: cuidado con el dragón.

sábado, 16 de abril de 2016

¿Y si te pusieran delante al amor de tu vida?

Hace poco vi este video en el Hormiguero (https://www.youtube.com/watch?v=3KY7QtwrNhY) sobre un reencuentro con el amor de tu vida, y las cosas que te quedaste sin decirle, y me hizo pensar en todas esas cosas que nos callamos por miedo, o porque pensamos que ya las saben. Así que decidí mandar también yo un mensaje al amor de mi vida, con las cosas que me dejé sin decir.

No te dije tantas veces como debería "te quiero". Eso es lo más importante. De hecho, no sé si te lo he dicho alguna vez. Te quiero. Gracias por ayudarme a avanzar siempre, por hacerme cada vez más grande, por reconstruirme de cada caída un poco más fuerte.
Creo que nunca te lo he dicho, pero tienes unos ojos preciosos, aunque digas que tus pestañas son demasiado cortas, siempre tuviste razón en que los ojos marrones son los que más transmiten. Y los tuyos sobre todo. Transmiten confianza, seguridad, pasión, fuerza, alegría, y cuando hablas de cosas que te gustan brillan que parecen de dibujo. Esa es otra: no dejes nunca las cosas que te gustan, por favor. Aunque no tengas tiempo, aunque te parezca que son inútiles, aunque la gente no lo entienda y te digan que tienes la cabeza llena de pájaros; aún con todo, no lo dejes, porque estarás abandonando una parte de tu esencia, que tanto te ha costado encontrar, y no hay mayor delito.
Tampoco te lo he dicho, pero, aunque intentes disimularlo, tu esencia es inocente y blanca y buena, por mucho cinismo que la cubra y mucha coraza que intentes ponerte, tu y yo sabemos que eres un peluche, y deberías dejarlo ver más. No te culpo, pero no sé de donde desarrollaste ese instinto de auto-protección.
Quiero que te mires bien y te dejes de torturar con tus piernas, tus abdominales, tus brazos. Deja de buscarte defectos, que de verdad que no es para tanto. De verdad, que nadie ve esas cicatrices, esa estría, ese kilo que has engordado. Que esta solo en tu cabeza. Que cada vez que te odias a mi me haces un poco de daño.
Me parece este un buen momento para decirte que eres una persona de las que merece la pena, aunque casi nunca te des cuenta y lo niegues en cuento el mundo se te echa un poco encima. De  las sinceras, las cariñosas (aunque lo disimules), las fuertes, las trabajadas y trabajadoras, las independientes, las que están ahí para sus amigos e incluso para los que no lo son tanto, las que de buenas son tontas a veces, pero todo sea por ser buena. Eres de esa gente que se la juega dos y tres veces por los que se lo merecen, que ven lo positivo en todo y todos, que se arriesgan y no se arrepienten de cosas que no hicieron, sino que aprenden.

Seguro que me dejo cosas pero ya me acordaré la próxima vez que me encuentre delante del amor de mi vida. Y no me preocupa que se me olviden también entonces, porque siempre habrá cerca algún espejo para poder decirme lo mucho que me quiero (o que lo intento).
Porque el amor propio es el más difícil, pero debemos entender que somos los únicos que siempre estaremos con nosotros mismos, que convivimos 24 horas al día, 7 días a la semana, todos los años de nuestra vida. Que debemos ser los amores de nuestra vida, sin depender de si hay alguien o no a nuestro lado.