El día que ya no sepas quién eres, dónde estas, que tienes en la cabeza tomando las decisiones por ti. El día que no encajes en el puzzle que ayer sustentabas. El día que te asustes de ti mismo. Ese día, descubrirás tu esencia. Está en tu mano aceptarla o no.
Yo lo hice: cuidado con el dragón.

viernes, 5 de junio de 2015

Paréntesis.

Me salgo de mi linea, hago un paréntesis menos literario porque hay cosas que hay que gritarlas claras, sin metáforas ni hipérboles que aturullen las conciencias. Escribo esto después de leer el veinteavo post sobre como tengo que querer mi cuerpo.
Todas tenemos que hacerlo. Y tras ver la foto número quinientos de una chica gorda aleatoria de Tumblr en el Instagram de otra, con un cuerpo relativamente perfecto, diciendo como nos tenemos que aceptar.
Y yo vengo aquí a decir que no.

Que no, que estoy hasta las narices de que me digáis que tengo que quererme como soy. Que si nací baja, alta, gorda o delgada, con más o menos tetas o con una mano en mitad de la frente, que me acepte igual. Que me conforme. Por sí, habláis de conformarse. De que no pasa nada por pesar 200 kilos y no poder moverse del sofá, que tienes que quedarte como estás. Si, obesa mórbida, no se te ocurra perder un kilo porque eh, lo estas haciendo para acercarte al canon de belleza imposible de esta sociedad machista que nos oprime y solo quiere que seamos máquinas que se reproducen y cuidan a sus maridos. Esas ganas que tienes de ponerte el bikini y verte guapa son solo ideas que te han metido en la cabeza. No son pensamientos tuyos, no es que tu quieras verte bien para ti, es todo para el hombre.

Si, queridas..¿defensoras de los derechos de la mujer?¿o más bien dictadoras de ellos? No sé como llamaros, quizá simplemente personas que tienen tanto derecho a tener una opinión como cualquiera, pero ciertamente no "feministas" como os etiquetáis algunas, porque el feminismo no tiene nada que ver con lo que vosotras revindicáis. Si, queridas personas: vosotras, con vuestra dictadura del amor propio, habéis llegado a ese punto de conseguir que me sienta culpable cuando hago abdominales. Lo habéis logrado. Culpable cuando voy al gimnasio. Culpable cuando elijo comer fruta en vez de chocolate. Culpable, en definitiva, cada vez que hago algo porque quiero verme más guapa. Me hacéis sentir que traiciono a todas las mujeres del mundo, y estoy harta. Porque no estar orgullosa de mi cuerpo no quiere decir no estar orgullosa de quien soy; tanto que decís de la poca importancia del físico y no os habéis dado aun cuenta de esto. No me gusta mi cuerpo, considero que hay cosas que se pueden mejorar y quiero hacerlo. Quiero mirarme al espejo y sonreír, por mi. Siguiendo mi gusto personal. Para sentirme bien yo.

Por eso, quiero mandar mi grito. Mi mensaje. El mio. Quered vuestro cuerpo. O odiarlo. O caeros bien y mal a días. Mientras os mantengáis en el límite de lo sano, comed muesli y lechuga cual conejo o gominolas y palmeras de chocolate como un niño de cumpleaños. Quemaros en el gimnasio, hasta la extenuación, hasta el IMC 19, hasta que os veáis guapas. Hasta que os gustéis. Si os gusta como estáis, pues quedaros en casa. Si os veis delgadas pues comed y quedaros en el sofá, o lo que sea que se haga para engordar. Haced lo que os de la gana, por vosotras. Y si queréis ser distintas, pues cambiaros, y no dejéis que nadie os diga que no debéis. Operaros las tetas, para poneros más o menos, haced dieta, para adelgazar o engordar (si chicas, no a todo el mundo le gusta estar delgado y menos con la forma en la que se las trata en vuestro nueva tiranía de la aceptación forzada del físico, donde parecen las culpables de que otras no estén felices con su cuerpo). Teñiros, usad tacones o deportivas, maquillaros si queréis, depilaros o sed George de la jungla. Pero hagáis lo que hagáis, hacedlo por vosotras. Por gustaros, por veros bien en el espejo.
Que nadie, ni hombres ni mujeres, os digan como tenéis que ser ni como tenéis que sentiros con vosotras mismas.

Y sobre todo recordad, que tu físico es solo una envoltura. Que tampoco es tan importante. Solo importa que tú seas feliz con él, y a los demás que les zurzan.

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